Gracias a los delegados de 1º, nos hemos enterado de esta emotiva y humana historia del confinamiento.

Nos dicen que Toti es muy modesta, así que no le vamos a llamar una heroína, aunque sí que son héroes todo este equipo de 5000 que ha luchado sin cesar para protegernos y salvar vidas en el Hospital Clínico.

Gracias también a Alicia López Budia por haber escrito este artículo después de hablar por teléfono con Toti Dueñas.

Aquí nos lo cuenta Alicia (y también puedes descargar el documento en formato PDF):

Quédate en casa, ha sido la frase más leída y escuchada durante el confinamiento de la pandemia. Y hemos obedecido huyendo del contagio, incrédulos ante las noticias que nos llegaban de muertes especialmente de ancianos, un 70% parece ser la cifra final, y asustados, muy asustados.

Pero no todos han reaccionado igual. Un grupo de valientes ha abierto la puerta de su casa y, pensando en los demás, han decidido ayudarles desde distintos puestos. Voluntarios, no todos jóvenes, que no han dudado en poner su trabajo y experiencia al servicio de la comunidad. Este ha sido el caso de TOTI DUEÑAS, alumna de 1º de la Universidad de Mayores Comillas.

Toti es enfermera y en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid ha transcurrido toda su carrera académica y profesional, especialmente en las áreas de quirófano, docencia y gestión. Quinta de siete hermanos, se vino desde Valladolid a estudiar a la capital, y nunca ya la abandonó. Casada, madre de tres hijos, al saber el apuro que pasaban sus antiguos compañeros, sobrepasados por la avalancha de pacientes, se ofreció para incorporarse.

El hospital se fue transformando, según las necesidades de los pacientes, en unidades de hospitalización Covid-19. Cuarenta y seis camas de cuidados intensivos se vieron duplicadas en seis unidades emplazadas en espacios de otras especialidades, pero sin personal debidamente formado en pandemias, ni con la protección adecuada. Y viendo caer diariamente a sanitarios en garras de la Covid, además de a los pacientes. Un trabajo abrumador. Cada profesional ocupándose de más enfermos de lo normal y teniendo que ser relevados cada tres horas, porque los trajes EPI no transpiran y hay que quitárselos. Aprender a marchas forzadas y anticiparse al futuro. Jornadas interminables que provocan trastornos psicológicos y estrés agudo en los sanitarios que tienen que ser atendido por especialistas. Ese es el panorama,

Y Toti estaba allí. No en trato directo con los contagiados, pero sí resolviendo mil contingencias que iban surgiendo. Siempre ha tenido vocación de enfermera y nunca ha sentido miedo a posibles contagios. Ahora tampoco. Piensa que su fortaleza le viene o la refuerza, los minutos que dedica a la meditación desde hace años antes de ir al trabajo. De todos modos, siempre ha seguido escrupulosamente las prácticas de higiene y desinfección para proteger a su familia. Una familia que la mimaba y sostenía en los momentos más duros. Tengo mucha suerte, reconoce.

Habla con entusiasmo del funcionamiento de los equipos: cohesionados, rindiendo a tope, sin una queja, con disponibilidad total: médicos,  enfermeros y auxiliares, fisios, psicólogos, celadores, técnicos de laboratorio, rayos, etc. trabajadores sociales,  personal administrativo, de hostelería, limpieza… Todos.

Ella que se sintió como en casa el día de su vuelta al Clínico, reconoce que las 5.000 personas que lo integran forman una familia especial. Le parece que la profesión de enfermería no es muy visible hasta que no se entra en contacto con ella, y solo entonces es cuando se valora la fusión de cuidados, técnica y empatía con el enfermo y familiares. Toti y sus compañeros han vivido una experiencia que ojala sea irrepetible: ser testigos de tragedias personales sin cuento y de alegrías compartidas cuando un paciente era dado de alta.

El aplauso de las ocho de cada tarde y ahora la concesión del Premio Princesa de Asturias de la Concordia a todos los sanitarios, le parece fantástico y recuerda como les confortaba entonces las palmas y ahora enorgullece esta distinción. Pero remarca, solo hemos cumplido con nuestro deber.

Esta es nuestra Toti.

Madrid, junio 2020

(Este homenaje redactado por Alicia López Budia para AUDEMAC –Comillas y CAUMAS, está basado en una conversación telefónica en tiempos de confinamiento).

Nos Añade Toti Dueñas una POSDATA:

“El único objetivo de compartir esta experiencia es hacer partícipes a todos mis compañeros de la Universidad de Mayores del reconocimiento Premio Princesa de Asturias de la Concordia ya que la Universidad me ha ayudado mucho. Siempre que he podido he asistido a las clases de forma telemática. La participación de todos mis compañeros y de los profesores, me ha permitido desconectar del Hospital y meterme en el mundo de la Filosofía, la Historia del Arte, la Historia de la Música, Verdi y la Psicología, ha sido una experiencia increíble.

Además, siempre conté con el apoyo incondicional de mi familia y esto me ha permitido llevar al Hospital lo mejor de mí. En esta situación de pandemia, nunca vivida por ninguno de nosotros, creo que cada uno, desde donde ha estado, ha dado lo mejor. Los héroes de verdad han sido los “PACIENTES” que han luchado sin tregua”.

Un gran aplauso desde Comillas….