Continuamos con la publicación de las obras ganadoras en esta edición 2023 de nuestro concurso literario. En este caso, os presentamos la obra que ha merecido el Primer Premio de Poesía y que lleva por título Hilos del tiempo. Su autor es Javier Pérez Sousa, miembro de la Asociación de ICAI Seniors.

El comentario sobre el poema está firmado por Nieves Algaba, miembro del jurado de los premios, integrante del grupo literario de AUDEMAC y profesora de Literatura en la UMA de la Universidad Pontificia Comillas.

 

HILOS DEL TIEMPO

Recuerdo las tierras,
los mares y valles
de mi niñez,
rendidas ya las lágrimas
del azahar temprano.

Buscando fui las rutas
hacia estrellas
de diciembre que
besaron a la muerte,
más allá de la ribera
donde el río
abraza al mar.

Recorrí las contiendas
del eterno amor soñado,
reconstruyendo la vida
y la esperanza.

Frutos del alma
colmaron mi corazón
de astros renacidos:
eran tus verdes ojos,
luceros de la noche.

Contigo caminé
mirando las montañas
de nieves desgranadas,
de almas infinitas
compañeras en el tiempo.

Sentí un intenso abrazo
dentro de mí,
y tus palabras escritas
como astros en el cielo:

Una constelación de paz
para el alma cansada
que renace
del manantial infinito.

Es ya el tramo final
donde me esperas,
y añoro ir a tu encuentro.

Aquel vórtice
donde me tomas
y me dejas,
sosteniéndome en el aire.

Es el momento
en el que entrego
los frutos de mi vida
que se escapan
como agua entre los dedos.

Y allí estás tú,
más allá del tiempo
y del espacio,
allí donde mi voluntad
se muere y todo es polvo.

Allí donde nada
y todo llegará
para siempre.

 

Comentario al poema

La poesía se concibe tradicionalmente como la expresión de la subjetividad, de la primera persona, de un “yo” que se hace palabra, comunicación, porque necesita, al menos, a un “tú” que reciba el mensaje. Y sobre esta premisa se asienta, desde el primer verso, Hilos del tiempo, porque el autor recuerda y después busca, recorre, camina, siente… vive, en definitiva, la plenitud de un sentimiento que se debe a un “tú”: “contigo caminé”, “me esperas”, “añoro ir a tu encuentro”.

Se formulan así los recuerdos de un pasado que parte desde la niñez y llega hasta un inhóspito presente en el que los frutos de la vida se escapan como agua entre las manos. Pero se asume que esto es la vida, el “andar” machadiano, y que, a pesar de la melancolía que produce el paso del tiempo tejido con hilos invisibles, el amor, el verdadero amor, siempre aguarda al final del camino: “allí estás tú,/ más allá del tiempo/ y del espacio”. Y es entonces cuando se alcanza ese siempre con el que, significativamente, acaba el poema.

Muchas gracias, Javier, por hacer posible que el “tú” inicial se haya ampliado a un “nosotros” que ha permitido que conozcamos y apreciemos tu espléndido poema.

Nieves Algaba