Sí, es el mismo Nicasio (Nike para los amigos)! 

Se le ha concedido a Nicasio Ortín Sonet el Segundo Premio en la modalidad ‘Aforifoto’ del Concurso Literario AUDEMAC para conmemorar el XX Aniversario de la Universidad de Mayores. Creemos que es la primera vez que un socio ha ganado premios en dos diferentes modalidades en el mismo año. Una doble enhorabuena! Esperamos que pronto lo podrás celebrar con tus compañeros de 2º.

Os recordamos la definición de ‘Aforifoto’ en las bases del Concurso;

Aforifoto: Esta modalidad consistirá en la presentación de una fotografía, o composición fotográfica, debiendo entregarse cada foto/composición que se presente a concurso con un aforismo que guarde (una cierta) relación con el lema bajo el que se convoca el Certamen.

Aquí tenéis la obra de Nicasio, seguida de una reseña profunda de nuestro querido director, Angelo Valastro.

 

Reseña del Jurado por Angelo Valastro

Nuestra mirada lo cambiaba todo, mas hemos olvidado cómo. Un patio gris se cubría de hierba, el cierre metálico de un garaje adquiría la blandura perfecta para recibir el balón, una mancha de aceite se volvía un círculo blanco a once metros exactos del cancerbero rival. Y se mascaba la tensión en las gradas. ¡No éramos tontos, qué va! Sabíamos perfectamente que todo aquello –el césped, la red, el punto de penalti– no era real, pero no le teníamos ni miedo ni asco a comprometernos seriamente con la fantasía y con los sueños.

Nuestra mirada lo cambiaba todo, mas hemos olvidado cómo. A veces, a mis cincuenta y tres años, me esfuerzo todavía por conducir a toda velocidad un lápiz roto hasta la meta o por ponerme en la cabeza una caja de cartón (la del panettone navideño, como debe ser) para defender a Jerusalén de los infieles, pero no me sale… ¡Qué pena! Sin embargo, mayor pena da ver cómo nos olvidamos a menudo de que tuvimos ese don o, peor, nos avergonzamos, ve tú a saber por qué, por haberlo tenido. Nosotros somos serios, somos adultos. No tenemos tiempo, tenemos que ir al grano. Lo único que nos importa es lo evidente, lo inmediato, lo que hay y punto. ¡Y caemos en la trampa como tontos de verdad!

De hecho, la mirada, que de la vista es la hermana inteligente, se venga de forma sutil y cruel: donde hay un prado verde nos hace ver un patio gris y, al contrario, donde hay fealdad vacía nos hace ver plenitud hermosa. La única manera de salir de la trampa, aunque cueste sudor y lágrimas, es acordarnos del poder ambiguo de nuestros ojos. Tienes razón, Nicasio: no vemos lo bueno que tenemos cerca porque no miramos lejos. Queremos tenerlo todo a mano, aquí y ahora, en un presente sin futuro que tiene mucho de infierno y nada de paraíso. Aprendamos a mirar con valor y aprendamos a hacerlo juntos, como la pareja de aventureros de la foto, que cuatro ojos ven mejor que dos.