El primer premio en la modalidad ‘Microrrelatos’ del Concurso Literario AUDEMAC 2020 para conmemorar el XX Aniversario de la Universidad de Mayores se concedió a:
Marta García Oliva
Por su obra intitulada ‘De puntillas por Comillas’ que publicamos a continuación.
Un inciso: En la foto de portada Marta está con nuestro estimado director convenciendo a José Luis Garci que firme un ‘contrato’ para llevar los gemelos (los azulejos ubicuos de Comillas) que le hemos regalado en la ceremonia cuando vaya a recoger su próximo Oscar. Marta García Oliva es antigua alumna de la promoción del 2007 y coordinadora de conferencias de AUDEMAC. Fue responsable de traernos a José Luis Garci a Comillas para el XX Aniversario antes del ‘diluvio’.
Ahora su obra ganadora…
Reseña del Jurado por la profesora Nieves Algaba
Cuando emprendemos una aventura -y desde luego lo es matricularse en una universidad-, hablamos de iniciar una “andadura”, reflexionamos sobre los “pasos” que tenemos que seguir, pensamos en el “camino” que nos queda por “recorrer”… empleamos, en definitiva, términos que remiten a un proceso que entendemos no solo como acción, sino específicamente como “movimiento”. Porque matricularse en la universidad, asistir a las clases, conocer a nuevos compañeros, realizar visitas culturales (o no) es “hacer camino al andar” o, dicho de otro modo, VIVIR.
Y esta es la metáfora, de gran tradición literaria, pero singulariza aquí con la referencia a algo en apariencia tan prosaico como pueda ser los zapatos que calzamos según la circunstancia, como digo esta es la metáfora, el armazón sobre el que ha establecido nuestra querida Marta García Oliva un microrrelato que la he convertido, por segunda vez, en ganadora de uno de los premios literarios de AUDEMAC.
Conjuga así nuestra compañera tradición e innovación, pues resulta tremendamente original (además de constituir una nota simpática de cotidianeidad) señalar el paso del tiempo no solo con la indicación de las distintas estaciones, sino con la referencia a los petits souliers (sinónimo adoptado por la narradora). Así, el comienzo de las clases está marcado por unas “sandalias de tiras” a las que seguirán “unas botas altas ribeteadas de borreguillo”… Y, por medio, las “mullidas zapatillas” de estar en casa o las “comodísimas deportivas” necesarias para todas las actividades que complementan a la docencia en las aulas. Serán los “pies descalzos”, que sienten la caricia del mar, los que determinen unos veranos en los que se evoca todo lo que significa el año académico en Comillas: “he aprendido, he experimentado, he disfrutado, he viajado, he hecho nuevos amigos”. Una vez más… HE VIVIDO.
El vitalismo que transparenta la propia autora (lo aprecia cualquiera que conozca a Marta García Oliva) se adivina en cada línea del relato: hay agradecimiento por un aprendizaje que nos “invita a pensar y a ser críticos”, por los chistes que se cuentan en “Bergantiños”, por las exposiciones y por los viajes… hay agradecimiento a la VIDA y por la VIDA.
Y ahora nos toca a nosotros, como lectores, darte las gracias a ti, Marta, por haber sido capaz de traducir en palabras todas esas sensaciones que se nos arremolinan cuando pensamos en nuestra universidad. Ojalá pronto estemos juntos en las aulas y podamos, como tú, querida compañera, celebrar la VIDA. ¡Veinte conmigo!