Hace una semana el director de la Universidad de Mayores envió este mensaje del Rector (abajo) a los delegados y a AUDEMAC.

Aunque los alumnos actuales lo hayan ya recibido a través de sus delegados, queríamos enviarlo de nuevo añadiendo nuestro grano de arena AUDEMAC:

A estas gracias del Rector queríamos añadir las nuestras desde AUDEMAC:

Primero a los delegados de curso de la Universidad de Mayores  y a sus profesores que han trabajado tanto para que sus compañeros pudiesen seguir virtualmente la mayoría de los cursos hasta el final de año. Habéis hecho un GRAN trabajo.

Segundo al grupo CAEC (Cursos Ampliación de Estudios Contemporáneos) que han creado un “postgraduado” con UMA Comillas con el apoyo del director. Nosotros los antiguos alumnos inquietos estamos muy agradecidos a:

  • Nieves Algaba (coordinadora de los profesores)
  • Carlos Boto y Jaime Sagristá (5º)
  • Alfonso Pizarro (4º)
  • Antonio García Casquero (2º)
  • Verónica Villalonga (Promoción 2019 y representante de los Antiguos Alumnos).

Estamos, como seguramente estaría el Rector, todos muy agradecidos y orgullosos de vosotros

 

Madrid, 11 de junio de 2020

 

A TODA LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS -COVID-19

Ante todo, de nuevo gracias. Gracias a los miembros de la comunidad universitaria que, con vuestro trabajo, como profesores, estudiantes o personal de administración y servicios, habéis conseguido, desde el confinamiento y con no poca fatiga, superar barreras y haceros más próximos unos a otros. Hace tres meses se cernía sobre nosotros la amenaza de que se malograra fatalmente el curso; hoy, la realidad nos muestra un rendimiento académico no muy distinto al de otros cursos por estas fechas, siempre elevado. No muy distinto, pero sí por un camino diferente, prolongando la imagen que utilicé hace unos meses el día de Santo Tomás de Aquino.

En más de una ocasión he recordado aquellas palabras que el P. General nos dirigió en el Encuentro Mundial de Universidades encomendadas a la Compañía de Jesús en Loyola: “Sentirse o declararse herederos de la rica tradición educativa de la Compañía de Jesús no es suficiente para serlo en situaciones tan cambiantes como en las que se desarrolla nuestra actividad universitaria en la actualidad. (…) La auténtica fidelidad es la que se manifiesta a través de respuestas novedosas a los retos de los tiempos que corren. La fidelidad a la tradición de la que venimos significa responder creativamente a los signos de los tiempos desde la identidad que nos une con ella”.

En estas semanas estas palabras han cobrado, inesperadamente, aún más pleno significado, y suenan casi proféticas. Ante la terrible tragedia provocada por la pandemia, el desconcierto generado por la incertidumbre o el temor por el devenir de los acontecimientos, nos hemos sobrepuesto y, en cierta medida, reinventado. Es verdad que, aun cuando nadie esperase una conmoción semejante, la Universidad ha estado preparada para adaptarse rápidamente, pues la estabilidad económica ha permitido realizar cuantiosas inversiones en equipamiento tecnológico, al tiempo que nuestros objetivos estratégicos ya se orientaban decididamente hacia una innovación docente que estuviera al servicio de nuestros exigentes objetivos formativos. Pero hay que reconocer que nosotros mismos nos hemos sorprendido de nuestra capacidad de respuesta. Una respuesta que ha sido sólida y rigurosa, como acostumbramos, pero también ciertamente creativa.

En efecto, la respuesta ha sido creativa y por eso mismo fiel a nuestra identidad. En el paso abrupto de una presencialidad física a una presencialidad virtual, Comillas ha sido más Comillas que nunca, y el sentido de su misión se ha hecho aún más presente. La identificación con nuestro modo de ser y proponer la formación universitaria nos ha animado, a cada uno en nuestra respectiva esfera de responsabilidad, a actuar conforme a un mismo propósito, desde la convicción de que no puede darse el bien propio sin el bien común. La labor armónica de profesores, estudiantes y personal de administración y servicios, con la puesta en práctica de relaciones, alianzas y colaboraciones y la búsqueda de recursos que más benefician al común, ha posibilitado afrontar el trance con solvencia. También aquí se han hecho presentes unas viejas palabras del Rey Sabio, quien, en Las Partidas, concebía la Universidad como el “ayuntamiento” en voluntad y entendimiento de sus integrantes, en favor de promover el aprendizaje de los saberes.

En estos momentos en que, a pesar de todos los inconvenientes y adversidades, muchos de los estudiantes han podido finalizar su curso prácticamente en las mismas fechas que todos los años, y a la espera confiada de que otros lo hagan al término de la convocatoria extraordinaria, es también tiempo para disfrutar, como el buen peregrino, de la meta alcanzada, y agradecer cordialmente a quienes han ayudado en el camino. Pero el buen peregrino sabe también que le toca a continuación emprender otro nuevo camino, una nueva andanza y aventura con nuevas metas, renovados itinerarios y recargadas energías. Eso nos ocupa ahora, preparando el nuevo curso, en un proceso en el que nos asaltarán, otra vez, no pocas incertidumbres, diversidad de escenarios y problemas que resolver. Si seguimos perseverando en la fidelidad a nuestros principios, con creatividad, y lo hacemos con reflexión y valentía, estoy seguro de que continuaremos siendo herederos de nuestra rica tradición educativa, respondiendo con solvencia y altura en los tiempos difíciles que nos están tocando.

A todos y cada uno os deseo lo mejor; de un modo especial a los que han estado enfermos o han perdido algún ser querido. ¡Mucho ánimo! Para todos invoco el aliento fiel y creativo del Espíritu del Señor resucitado que nunca deja de acompañarnos en el camino de la vida.

Con todo afecto,

Julio L. Martínez, SJ

Rector